Mapa DDHH Sahara

Habíamos escuchado hablar de fosas comunes, en un lugar donde la gente fue enterrada aún con vida. Casi todos miembros del ejército del Polisario. Pero no habíamos conocido el testimonio de alguien que estuvo allí. Él fue detenido, acusado por un niño de llevar provisiones con su Land Rover. El niño que lo acusó apenas tenía 14 años y estaba muerto de miedo. El Batal estuvo en la fosa con otras personas –a su lado contra la pared fría– a tres metros bajo tierra mientras de arriba llegaban latigazos y pedradas. Mientras un teniente armado de cuaderno y algo para escribir, preguntaba sentado. Las fosas estaban hechas con excavadora y eran dos. Una tenía alambre de espino y focos, la otra era el lugar de interrogatorio. Allá le golpearon hasta la casi muerte. Es testigo de la muerte de su amigo Mohamed uld El Bou El Bachir, que fue asesinado ahí mismo a base de torturas. Es testigo porque lo tenía agarrado del brazo, y después su mano se abrió y murió. La información oficial dice que Mohamed murió en el cuartel de El Msayed «a causa de las condiciones». Después El Batal fue llevado a una celda cercana donde había otras personas que vieron cómo lo trajeron medio muerto. Sobrevivió porque, según le dijo el coronel Lamarti, fue un error y su padre era capitán del ejército marroquí. Mientras, el niño fue sacado de la celda y llevado a la fosa. Su nombre aparece en la información oficial como Hamdi Brahim Salem Moulay El Hanani «detenido en el cuartel militar de El Msayed cerca de Tan Tan donde fue secuestrado y falleció a causa de las condiciones».

Escuchar a un sobreviviente de una masacre planificada tiene otra dimensión. Es como estar en un lugar del que no puedes sustraerte, como un delirio donde el testimonio se huele. Investigar un horror de estas proporciones te lleva a estar pendiente de todos los detalles. A juntar todos los pedazos. Cuando terminas, no sabes dónde quedaron los tuyos.

Memorias Nómadas

Carlos Martín Beristain

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